Ha llegado el otoño, y como siempre, venga temprano o tarde, me pilla con el vestidor lleno de pantaloncitos cortos, falditas, gasas, vestiditos vaporosos... vamos que estoy "helá", como dicen en mi tierra.
Y pienso: seguro que la Beckam no tiene que sacar y meter ropa porque viene el frío. Por un lado, porque tendrá un pedazo de vestidor que medirá dos veces lo que mi salón, por otro lado porque seguro que no se pone trapitos de la temporada pasada, eso no es nada "chic", y por último no la veo yo en el papel de sacar y meter, je, je, aunque tampoco creo que lo haga David, me refiero a la ropa no seáis mal pensados!!!
Pero como no soy la Beckam, este fin de semana tengo un plan estupendo, vamos de los que hacen historia, ¡dos armarios infantiles y un vestidor que colocar! guau!
Y seguro que haré lo de siempre, vuelvo a colocar el típico jersey que no te pones nunca, pero piensas "por si acaso", ¿por si acaso qué? Pero si tiene casi siete años, el color es horroroso, no me sienta bien, no tengo con qué combinarlo!!! A la basura!! y de pronto lo vuelves a mirar y piensas: "lo voy a dejar por si acaso", y otro año más colocadito en el vestidor, para volver a guardarlo cuando llegue el verano. Y lo mismo hago con varios pantalones, alguna chaqueta, camisetas....
Así que como mi fin de semana va a ser estupendísimo, espero tener un descansito al final del día, tumbadita en mi sofá, al calor del aire acondicionado si es necesario, porque chimenea no tengo (seguro que la Beckam sí)
Con unos calcetines de esos gorditos que abrigan tanto
Y con mi particular "David Beckam" a mi lado, disfrutando de una peli.