- Hola, soy María, enfermera. Desnudaté, ponte este camisón (típico camisón con el que se exhiben todas las vergüenzas traseras) y en un momento vendrán a por ti. Tu marido puede estar contigo hasta entonces.
Una, que es muy obediente, se desnuda y se pone el look "preparada para que te hagan lo que quieran".
Me siento en la silla destinada al paciente, y le digo a mi marido:
- Me he quitado las bragas, ¿me ha dicho algo sobre eso?
- No, no te ha dicho nada.
- ¿Crees que debería quitarmelas?
- Puf, pues no sé.....
- Joder, ¿qué hago? siempre he entrado a quirófano en pelotas, porque las operaciones eran en el abdomen, pero esta vez es en el cuello....
- Pues póntelas.
- Ya, pero...¿y si luego me las quitan?
- Pues no te las pongas.
- ¡Jo! es que igual si aparezco en desnudo total... van a decir ¿y ésta güarrilla que no lleva bragas?
Total, que opté por que pensaran que una, era decente, y me volví a poner mis bragas.
Durante los minutos anteriores en los que la anestesista me contaba cosas para distraerme antes de entrar en el sueño profundo, yo solo pensaba en las dichosas bragas.
Y al despertar, lo primero que hice fue tocarme a ver si mis bragas seguían allí, y sí, allí seguían, en su sitio, y esbocé una sonrisa de "mujer decente satisfecha que toma la decisión correcta".
Después de más de dos horas en reanimación, al llegar a la habitación, con toda mi familia alrededor, me acordé de que no había preguntado como había salido todo, miré a mi marido y su cara me lo aclaró, estaba tranquilo al verme, todo había salido bien. Le miré y le dije:
- No me han quitado las bragas.
Sonrió y me dio un beso.
Una, que es muy obediente, se desnuda y se pone el look "preparada para que te hagan lo que quieran".
Me siento en la silla destinada al paciente, y le digo a mi marido:
- Me he quitado las bragas, ¿me ha dicho algo sobre eso?
- No, no te ha dicho nada.
- ¿Crees que debería quitarmelas?
- Puf, pues no sé.....
- Joder, ¿qué hago? siempre he entrado a quirófano en pelotas, porque las operaciones eran en el abdomen, pero esta vez es en el cuello....
- Pues póntelas.
- Ya, pero...¿y si luego me las quitan?
- Pues no te las pongas.
- ¡Jo! es que igual si aparezco en desnudo total... van a decir ¿y ésta güarrilla que no lleva bragas?
Total, que opté por que pensaran que una, era decente, y me volví a poner mis bragas.
Durante los minutos anteriores en los que la anestesista me contaba cosas para distraerme antes de entrar en el sueño profundo, yo solo pensaba en las dichosas bragas.
Y al despertar, lo primero que hice fue tocarme a ver si mis bragas seguían allí, y sí, allí seguían, en su sitio, y esbocé una sonrisa de "mujer decente satisfecha que toma la decisión correcta".
Después de más de dos horas en reanimación, al llegar a la habitación, con toda mi familia alrededor, me acordé de que no había preguntado como había salido todo, miré a mi marido y su cara me lo aclaró, estaba tranquilo al verme, todo había salido bien. Le miré y le dije:
- No me han quitado las bragas.
Sonrió y me dio un beso.
Todo había pasado.